domingo, 1 de enero de 2012

Las alegrías de la orientación

A pesar de que nosotros mismos insistimos en la importancia de ser positivos, soy consciente, que, a la hora de plasmar nuestras experiencias personales y profesionales como orientadores, siempre aparece cierto sesgo de "problematicidad" en los casos que presentamos.

Es algo casi inevitable: quizás evolutivamente nuestro cerebro se ha decantado más hacia la detección de problemas que a la atención a los aciertos. Como una parte importante de nuestra tarea la dedicamos a intentar solucionar contenciosos y cerrar conflictos pues, es lógico que hablemos habitualmente de los mismos y que nos ocupen mucho tiempo. Sin embargo, en el desempeño de nuestra profesión también tienen cabida muchas alegrías y momentos "con encanto" que nos hacen renovar la ilusión por este trabajo tan intenso y gratificante.

Cómo no recordar en nuestra ya dilatada trayectoria aquel chico que, en parte, gracias a nuestros consejos y trabajo continuado poco a poco fue cambiando su conducta y mejorando su comportamiento. O aquellos otros casos en los que después de un intenso trabajo durante varios cursos, por fin se consiguieron reencauzar. Por no hablar de los cientos y cientos de alumnos y alumnas que han recibido nuestros consejos y recomendaciones y que, seguro, seguro, en un porcentaje que nunca podremos conocer con precisión, se beneficiaron de los mismos y los integraron en su renovado enfoque vital.

Y qué decir de nuestra tarea con el resto de miembros de la comunidad educativa: padres, profesores y resto de personal de los centros. No cabe duda que para ellos somos una referencia importante. Nuestra atención hacia ellos y las relaciones que establecemos son, igualmente, una fuente de alegría y gratificación cuando logramos construir una relación sincera y constructiva. 

Lo cierto es que, cuanto más me implico en mi trabajo y más me creo lo que hago, más satisfacciones me reporta mi profesión. Sí, es verdad, las dificultades son muchas y los desafíos enormes. Y salir indemne de todas las situaciones complicadas que se nos presentan a lo largo del curso, constituye, efectivamente, un gran logro. Pero reitero: a mayor reto, mayor satisfacción cuando el reto queda superado.

Y hoy, que tanto se habla (en la universidad y en otros foros) de constructos, modelos y paradigmas teóricos sobre educación y sobre orientación, es más necesario que nunca volver a la esencia de nuestra tarea: la escucha empática, la honestidad, la humildad, la sinceridad, el diálogo sereno y tranquilo... Transmitir optimismo, despertar ilusiones, construir personalidades sanas, liderar proyectos de cambio y mejora... Contribuir, en una palabra, a regenerar nuestro mundo y nuestra sociedad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario